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La creación del Municipio de Bahía Banderas (Parte I). El famoso «aislamiento»

Autor: Eduardo Gómez Encarnación

Profr. Eduardo Gómez Encarnación.
Cronista Oficial de Bahía de Banderas (2014-2017).

 

El famoso «aislamiento»
Se ha vuelto lugar común escuchar, sobre todo en el discurso político, que la creación del municipio de Bahía de Banderas nació por un sentimiento de «aislamiento y abandono» respecto a Compostela y el resto del Estado. Pudiera ser pero no es del todo cierto, si se atiende un poco el desarrollo histórico de nuestra región.
Ya desde 1548, en un documento que enlista pueblos e impuestos que deberían pagarse a los encomenderos, Apetlatuca se sitúa a 17 leguas castellanas, 83 km. aproximados de Compostela; el pueblo de Apetlatuca se encontraba a espaldas del hoy Valle Dorado, y sus habitantes se dedicaban al beneficio de la sal en el estero El Chino. Los pobladores de aquellos tiempos no pudieron quejarse de aislamiento ya que los únicos lugares comunicados de estas latitudes en los siglos XVI y XVII estuvieron a un lado y otro del “camino real” que iba de Guadalajara a Sinaloa. Las estancias del valle de Banderas se dedicaban a la crianza de vacas y caballos que concentraban en Compostela y Mascota y curiosamente sus dueños, que no vivían en la costa, se quejaban más del “clima mortífero” que del abandono.
A falta de un “camino de tierra adentro” nuestra región tuvo la recompensa de la ruta marinera, utilizada por barcos piratas, naos de China, balleneros y contrabandistas de plata y palo de Brasil.

 

A finales del Siglo XIX, el afán modernizador del porfiriato alcanzó al pueblo de Valle de Banderas.

 

Por otra parte, a falta de un “camino de tierra adentro” nuestra región tuvo la recompensa de la ruta marinera, utilizada por barcos piratas, naos de China, balleneros y contrabandistas de plata y palo de Brasil. A mediado Siglo XIX existía un trajín costanero más o menos considerable y desde la Bahía de Banderas era posible ir a Manzanillo o San Blas y regresar en el mismo mes. En 1886 apareció por primera vez el puerto de Las Peñas, hoy Puerto Vallarta, en un itinerario regular de buques que viajaban dos veces por mes de Mazatlán a Manzanillo. A finales del Siglo XIX, el afán modernizador del porfiriato alcanzó al pueblo de Valle de Banderas. Entre 1899-1913, se alinearon las calles, se construyó el “panteón viejo”, casa de la Comisaría y cárcel, plaza principal (que incluyó bancas, kiosco, alumbrado y árboles de ornato), baños y lavaderos públicos; se tendió además la primera línea telegráfica-telefónica que unió a Compostela con Las Varas, Puerta de la Lima, El Colomo, San Juan de Abajo y Valle de Banderas, y el tramo de carretas que comunicó a Valle de Banderas con Bucerías. Toda esta obra se hizo dirigida desde la jefatura del Territorio de Tepic.
A principios del Siglo XX, se habían formado las haciendas de La Jarretadera, El Texcalame, San Vicente, El Porvenir, San José, El Tecomate y El Colomo. Estas haciendas, aunque pequeñas, fueron muy productivas por sus tierras de verano y cultivos de exportación. Además de maíz, frijol, coco de aceite, pieles, la región producía el preciado tabaco que era embarcado por Las Peñas-Puerto Vallarta.
En las primeras décadas del Siglo XX, Las Peñas-Puerto Vallarta se convirtió en el eje de la economía regional, al servir de centro de acopio de productos agrícolas y distribución de mercancías y abarrotes. Sin embargo, el Gobierno de Nayarit y el Ayuntamiento de Compostela no olvidaron sus obligaciones con la región de Bahía de Banderas. Entre 1933 y 1940, los esfuerzos se centraron en el reparto ejidal, formándose en este inter todos los núcleos ejidales, excepto Higuera Blanca. En 1944 se inauguró la primera brecha que uniría Compostela con puerto Vallarta y dos años después, se construyó el camino a Valle de Banderas pasando por la Cucaracha, El Colomo y San Juan de Abajo.
En las primeras décadas del Siglo XX, Las Peñas-Puerto Vallarta se convirtió en el eje de la economía regional, al servir de centro acopio de productos agrícolas y distribución de mercancías y abarrotes.

 

Además de maíz, frijol, coco de aceite, pieles, la región producía el preciado tabaco que era embarcado por Las Peñas-Puerto Vallarta.

 

Entre 1949 y 1955, el Gobierno de Gilberto Flores Muñoz construyó las escuelas primarias de El Colomo, San Juan de Abajo, Valle de Banderas, San José del Valle, La Jarretadera y Sayulita. Remodeló la plaza principal de Valle de Banderas y construyó las de San Juan de Abajo y San José del Valle.
Renovó la línea telegráfica-telefónica Tepic-Valle de Banderas-San Juan de Abajo y trazó el distrito de riego conocido como “canal de tierra” que beneficiaba a más de 2000 hectáreas. En este periodo se construyó y otorgó licencia para operar la pista de aterrizaje Valle de Banderas. En 1960 fue inaugurada la energía eléctrica en los poblados de San Juan de Abajo, Valle de Banderas y San José del Valle; este mismo año fue iniciada la construcción de la carretera Compostela-Puerto Vallarta, inaugurada en 1969. Estas dos obras, aunque formaron parte de programas más amplios, fueron apoyadas decididamente por el Ayuntamiento de Compostela siendo presidente municipal Don Salvador Gutiérrez Contreras.
Escuela primaria de La Jarretadera, 1949. Foto del archivo familiar de D. Javier Ayón Uribe, proporcionada por mi amigo Alberto Gutiérrez

 

Interior de la Escuela Primaria «20 de Noviembre» de Valle de Banderas, 1949. Foto del archivo familiar de D. Javier Ayón Uribe, proporcionada por mi amigo Alberto Gutiérrez

 

A partir de 1970, con el tendido de la Carretera Federal 200, la inauguración del Aeropuerto Internacional, la implementación del Fideicomiso Bahía de Banderas, la construcción del Distrito de Riego Valle de Banderas y el boom turístico de Puerto Vallarta, es cuando menos se puede hablar de aislamiento, abandono y marginación. Hacia 1986, cuando empezó a moverse el tinglado de la creación de un nuevo municipio al Sur de Compostela, pudiera hablarse de la necesidad de una administración más cercana a un desarrollo económico casi ajeno a la cabecera municipal y el resto del Estado; pudiera hablarse de una administración que facilitara el desarrollo turístico de la zona, pero no de aislamiento y abandono.
Escuela primaria de San Juan de Abajo en construcción, 1949. Foto del archivo familiar de D. Javier Ayón Uribe, proporcionada por mi amigo Alberto Gutiérrez

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